Marat贸n Messier: M1 馃

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Si los mitos se escribieran hoy: El Coloso atrapado.

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    El coloso atrapado      脡rase una 茅poca en la que todo era caos. Reinaba la anarqu铆a en el templo sideral, un lugar especial donde habitaban en armon铆a Dioses, humanos y criaturas. Desafortunadamente las criaturas se hab铆an tomado el poder, derrocando al "supremo Ser" creador del templo sideral. Esta deidad ten铆a puesta su confianza en Zuhal, el 煤nico hijo que hab铆a podido engendrar con una humana llamada Pan, pero que hab铆a tenido que desterrar por petici贸n de los otros Dioses, ya que no era bien vista esa relaci贸n. Zuhal era atemperado, paciente, pero cuando era necesario, aguerrido y de un tama帽o descomunal. Lo apodaban "el coloso". En uno de sus sue帽os, el Ser supremo se le apareci贸 para pedirle ayuda y a cambio, salvar铆a a los humanos, legi贸n a la que pertenec铆a su madre. Al principio se neg贸, pues claramente estaba enfadado, pero con el "pasar del tiempo" entendi贸 su virtud, fue paciente y cedi贸. En su lucha, debi贸 reunir a los 11 guerreros m谩s f
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Si los mitos se escribieran hoy: Los ojos de Ceres.

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  Los ojos de Ceres 脡rase una vez,  un momento muy remoto no hab铆a alimentos y todo era des茅rtico. S贸lo exist铆an los Dioses quienes habitaban en un lugar especial, fuera del mundo terrenal. De repente el “Dios supremo” decidi贸 facultar de vida aquel lugar inh贸spito y con la arena del desierto form贸 al hombre, a quien bautiz贸 como Kerwan. Sin embargo, 茅l deb铆a darle un prop贸sito de vida a aquel ser para que se convirtieran en alguien responsable y por tanto confiable. Por eso, decidi贸 llamar a la Diosa Ceres, quien ten铆a unos ojos encantadores de color azul, los cuales reflejaban el mismo color que el mar, que en ese momento no hab铆a sido creado. Cuando Ceres baj贸 al mundo terrenal, vio en Kerwan un ser noble y se enamor贸 de 茅l. Lo mismo ocurri贸 con aquel mortal, quien qued贸 atrapado por el encanto de la mirada de Ceres. Sin embargo, El Dios supremo vio con malos ojos este hecho, y por ende decidi贸 castigar a Kerwan y lo conden贸 a padecer hambre por el resto de sus d铆as: deb铆a conse
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